Cuando decidimos ser padres las críticas se convierten en una sombra fiel a la que a veces cuesta no sacarles las uñas. La maternidad se hace cuesta arriba y hay momentos en los que cuestionarse como madre es inevitable.
En mis ocho meses de maternidad no he tenido momentos de desesperación aunque tengo que decir que sí he tenido días de reflexión. Y si he llegado a alguna conclusión es que es mejor no hacer nada y que todo fluya natural, seguir la marea, la calma y el alboroto. Es difícil cuando a tu alrededor no comparten tus ideales, para eso existe la tolerancia y el respeto.
Tan solo queda cerrar los oídos a los ángeles y demonios para disfrutar de tu bebé felizmente y segura. Cuestionarse como madre nos hace más fuerte con más opciones para llegar a ser «buena madre» o más bien, la mejor mala madre.